¿Qué destino le depara a la Argentina en este 2024?

 

El Presidente Javier Milei junto con su Gabinete de Ministros el día del anuncio del Decreto de Necesidad y Urgencia Nro. 70/2023.

Con la llegada del 2024, la Argentina atraviesa actualmente un período significativo en el que el rumbo a seguir parece ser bastante incierto por un cúmulo de motivos y en el que la confianza de la mayoría de la sociedad en las instituciones se halla distorsionada, precarizada y voluble.

El anuncio del Presidente Javier Milei en los últimos días acerca de la reforma integral del Estado que fuera volcada en un Decreto de Necesidad y Urgencia Nro. 70/2023 denominado como "Bases para la Reconstrucción de la Economía Argentina" dejó mucha tela para cortar. El primer mandatario y su comitiva idearon un plan polémico y radical para llevar a cabo una metamorfosis extravagante con el fin de enderezar el destino de una Nación convertida en ruinas por gestiones deplorables como las que antecedieron al economista libertario.

No obstante, las grandes modificaciones que pretende instaurar el líder de La Libertad Avanza encontraron un escollo en la Justicia. A pedido de la Confederación General del Trabajo y de la Central de Trabajadores y Trabajadoras de la Argentina, La Cámara del Trabajo dictó una medida cautelar para suspender los efectos del DNU en materia laboral. A su vez, el fuero Contencioso Administrativo Federal analizará los amparos presentados contra el controversial Decreto publicado en el Boletín Oficial el 21 de diciembre del año pasado.

Luego de las rispideces que se ocasionaron por el dictado de este acto administrativo entre el oficialismo y parte de la oposición y de las movilizaciones que se organizaron en varios puntos del país para mostrar su descontento de manera fervorosa ante estas medidas, el titular del Poder Ejecutivo le inculcó a sus legisladores en un tono vehemente que hagan lo necesario para que la "Ley Ómnibus" sea tratada y sancionada de inmediato en el Congreso de la Nación.

Allí comenzaron a verse una vez más las miserias que rodean a la política. Mientras los precios de los alimentos, de los combustibles y del transporte público se mantienen en una tendencia alcista, los diputados se intercambiaban insultos y represalias por ver quiénes se harían cargo de las distintas Comisiones del órgano legislativo. Las feroces diatribas esbozadas entre los distintos miembros de la Cámara Baja para debatir sobre la repartición de puestos dejó en evidencia que lo único que les importa es permanecer en el poder. Esto nos hace acordar al famoso teorema expresado en 1986 por Raúl Baglini, el ex diputado de la Unión Cívica Radical fallecido hace tres años, que rezaba: "el grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es directamente proporcional a sus posibilidades de acceder al poder".

Asunción del diputado nacional José Luis Espert como Presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda.

Esta teoría tuvo varias reversiones. Una de ellas afirma que "cuanto más lejos se está del poder, más irresponsables son los enunciados políticos; cuanto más cerca, más sensatos y razonables se vuelven. Otra manifiesta que a medida que un grupo se acerca al poder, va debilitando sus posiciones críticas al gobierno".

Además, en base a este concepto, se advierte que "las convicciones de los políticos son inversamente proporcionales a su cercanía al poder; que cuanto más cerca del poder está, más conservador se vuelve un grupo político; y que cuanto más se acerca un político al poder más se aleja del cumplimiento de sus promesas de campaña". Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Pasaron casi cuatro décadas y la aplicación de este teorema sigue vigente. La expresión más notoria hoy en día la podemos observar con el kirchnerismo. Sus principales referentes, encolerizados por haber sido apartados de la conducción del Poder Ejecutivo a través de la elección popular, apelan a todo tipo de artimañas y métodos poco ortodoxos para hacer lo que esté a su alcance con el único propósito de obstaculizar cualquier iniciativa que proponga la flamante gestión.

Es momento de pensar en qué es lo mejor para el país y dejar de lado las discusiones anodinas y las posturas acérrimas que rozan lo absurdo. Argentina necesita volver a ponerse de pie cuanto antes.

El nuevo Gobierno debe trabajar arduamente para esperanzar a la población con un futuro más venturoso, pero sus acciones tienen que ser cuidadosamente vigiladas y sometidas a un control constante ya que, sea cual sea la dimensión de las medidas que decida implementar, éstas jamás pueden ocasionar el avasallamiento de los principios fundamentales en lo que se cimenta la República.

(*) Asociación Democrática y Defensora de la Justicia.


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